miércoles, 29 de julio de 2009

Entre la espesura de bayas y las islas de juncos, como a través de un mundo que sólo fuera cielo, oh firmamento invertido, la barca de nuestro amor se deslizaba. Brillantes como el día eran tus ojos, radiante fluía la corriente y era radiante el basto y eterno cielo.
Cuándo murió la gloria en el dorado crepúsculo, resplandeciente ascendió la luna y llenos de flores al hogar regresamos. Radiantes fueron tus ojos esa noche, habíamos vivido, oh amor...Oh amor mío, habíamos amado.
Ahora el hielo envuelve nuestro río, con su blancura cubre la nieve nuestra isla.Sin embargo, en el sueño, fluye el río y la barca del amor aún se desliza...
Escucha el sonido del remo al cortar las aguas. Y en las tardes del invierno cuando la fantasía sueña en el crepitar de la chimenea, en sus oídos de viejos enamorados el río de nuestro amor canta en los juncos.
Oh amor mío, ama el pasado...
pues algún día fuimos felices....
Y algún día nos amamos.

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